Percepciones desde la Plaza 15 de Mayo, Santa Cruz de Tenerife
13 de junio de 2011, Santa Cruz de Tenerife
Pienso en ustedes a cada momento, pienso en lo que estamos viviendo y lo que viviremos. Les tengo presentes en mi corazón; cada uno y cada una son un regalo en el camino, en este caminar en que tenemos la suerte de encontrarnos. Pienso en ustedes y en los ratos que compartimos, la risa abierta, la buena preocupación, los días soleados y los lluviosos (en La Laguna sobre todo). Los vinos y cervezas que nos hemos brindado, sintiendo el cálido aliento de la noche humana. Y las veces en que nos hemos arrimado nuestras miserias y sufrires, aliviando el peso de la mochila que llevamos, como decía Ojos de Brujo. Por esos pesos que a veces cargamos juntas es que les tengo ahora aquí cerquita. Estamos viviendo un momento importante, eso parece. Estamos viendo al mundo entero levantarse y plantar cara, juntos, por una vez. Estamos viendo a nuestras amigas de Barcelona, a nuestros amigos de Madrid, y de París, y de Grecia y de tantos lugares más, llenar sus maravillosas plazas, por las que hemos paseado, de gente y de futuro. Estamos teniendo la oportunidad de soñar.
Cada vez que bajo a la Plaza, les llevo conmigo. Me he dado cuenta, de a poquito, de que cuando trabajo en la Plaza, junto con todas las personas diferentes que allí confluyen, no lo hago por mí ni lo hago por algún tipo de credo de ideales o utopías. Lo hago por todas y por mí con ustedes. Lo hago por cada una de las personas que se han cruzado en mi vida y me han regalado su cariño; y me he dado cuenta de que detrás de cada una de esas personas hay una cicatriz de la indignación. Ha sido como entender mejor que somos de carne, hueso y emoción.
Mi amigo parado, que lleva un año buscando trabajo y cada vez tiene menos sonrisa. Mi amiga madre, que despidieron por quedarse embarazada, aunque lo disfrazaran de otra cosa. Mi amigo músico, que se ve limitado por el casi inexistente tejido cultural de nuestra isla. Mi amiga profesora de teatro público, que tiene que asumir el trabajo que antes hacían el doble de profesores y que no puede usar obras contemporáneas porque tienen que pagar el canon de la SGAE. Mi amigo estudiante que ya no recibe beca. Mi amiga agricultora que nunca ha recibido ninguna ayuda pública y que no saca para vivir. Mi amigo médico que tiene que atender mal a sus pacientes. Mi amiga enferma que soporta listas de espera interminables. Mi amigo niño que va a una clase con 30 más y no ve casi a sus padres porque están todo el día currando. Mi amigo maestro que observa tristemente el deterioro de la profesión que adora. Mi amiga autónoma que trabaja 12 horas al día y no sabe si mañana podrá seguir con su iniciativa profesional. Mi amigo periodista que cobra 700 euros y trabaja como un esclavo. Mi amiga que defiende los derechos de las personas con discapacidad y tiene que aguantarse con el recorte de subvenciones. Mi amigo que tiene una pequeña empresa y no cobra facturas del Ayuntamiento desde hace más de un año. Mi amiga hipotecada que vive con el agua al cuello. Mis amigos y amigas homosexuales y bisexuales que si sale el PP verán desaparecer los derechos conquistados. Mi amiga maltratada, que tendrá que seguir viviendo en un mundo machista. Mi amigo padre que no puede ni pensar en disfrutar de su hijo recién nacido. Mi amiga en paro con dos carreras y varios años de experiencia. Mis amigos y amigas que vienen de una familia humilde, que se esforzó para darles un futuro digno y ahora ven que el presente precario parece no tener salida.
Ya pasó la moda de la #spanishrevolution. Marcada por los medios, ya se está dando la gente por vencida, huyendo hacia delante, hacia la seguridad de lo cotidiano. Pero es que delante no hay nada, un filo y una enriscadera. Es fácil decir que es lo de siempre, es fácil hacer la crítica superflua y mirar hacia otro lado. ¿Por qué no cambiamos el chip y nos echamos una mano? ¿Dónde estaba la ciudadanía de mi isla este sábado cuando supo que nos habían pegado por protestar pacíficamente? Somos la gente, somos ustedes, los hijos, las hermanas, los amigos y amigas…¿Qué es lo que pasa aquí, tan diferentes somos a la gente de Madrid o de Barna? No lo entiendo, no logro entenderlo. ¿Tan normal es que la policía te maltrate? ¿Tan normal es que nos sigan llevando a la ruina bancos y políticuchos? Uf, si es así, cómo me cuesta asumirlo…
Estos son los días que nos ha tocado vivir y no va a mejorar de un momento para otro. Quién sabe los reveses que nos encontraremos todavía. Seguro, persistiremos en nuestra terca costumbre de vivir buscando el placer. Pero les confieso que les echo en falta, a cada uno, a cada una. Porque me lo estoy creyendo. Tal vez vivamos, por una vez, un pequeño cambio. Aunque sea pequeño, nos merecemos ver en esta vida un cambio chiquito y de verdad. Un pequeño cambio, como una semilla pequeña. Y eso no va a pasar si todos y todas no soplamos un poquito. El soplo de cada una con mis soplos y los tuyos se puede convertir en ventolera, una ráfaga de aire nuevo y limpio para que respiremos. Un gesto mínimo de cada una y cada uno puede hacer que esto sea grande, por una vez. Si aún no lo hacen, infórmense, difundan, aporten lo que puedan. Créanselo, aunque sea un poquito. Esto que está pasando es de todxs y para todxs. Sentir que jalamos para el mismo lado… es una energía tan intensa que encandila.
Tags: cognitariado, espacio público, imaginario, precariedad, protesta, resistencia, subjetivación