La alienación de los objetos

Una entrevista a Juan José Valencia y Lena Peñate Spicer

Por defecto / By default es el nombre del último proyecto expositivo de Juan José Valencia y Lena Peñate Spicer, que  puede visitarse en la SAC (Sala de Arte Contemporáneo del Gobierno de Canarias) desde el 11 de mayo hasta el 15 de julio.

El proyecto propone una reflexión en torno al objeto y a la idea de obsolescencia, inventada por la ingeniería de consumo capitalista. Los tiempos de vida o de uso irrisorios de todas las cosas y los imaginarios que nos rodean nos hablan de un mundo que desfallece.

Descargar catálogo de la exposición Por defecto/By default en formato .pdf

Teresa Arozena: por tirar de un hilo cualquiera, me parece que en el desarrollo del proceso hay un planteamiento muy conceptual que podríamos llamar “frío” o “científico”, en la medida en que se asocia a la recopilación y al archivo, que aborda la idea de la producción y su importancia para comprender no sólo el hecho artístico sino la sociedad al completo. Pero además puede observarse una actitud muy barroca. ¿No podría percibirse la exposición, o algunas de las obras, como auténticos vanitas, donde, inevitablemente la nostalgia emerge, al menos en la recepción? Me gustaría mucho saber cuál es su posición al respecto, desde el lado de la creación. ¿Cómo se posicionan frente a esta idea de nostalgia, que implica dolor o sufrimiento ante el paso del tiempo, ante su irreversibilidad? La vacuidad y decrepitud de todas las cosas brilla con más fuerza, en un mundo que –ya absolutamente nadie lo niega– efectivamente se agota…

Juan José Valencia y Lena Peñate Spicer: puede que sea una actitud muy barroca. Parece inevitable ante la condición temporal de las imágenes. El situarse o posicionarse sobre el fondo de una temporalidad apela a la memoria y ésta, a su vez, remite a las tentativas del olvido, de ruptura, de fisuras…. Nos interesan las descripciones sobre el paso del tiempo en el descanso tal como señala el fantástico relato Días maravillosos de J.G. Ballard (http://303.hecate.com.ar/dias.html) o los planteamientos de Éric Rohmer y la nostalgia propuesta mediante la precipitación de los acontecimientos propia de las situaciones, en vacaciones, que vive la protagonista de “El rayo verde”. Ese desasosiego que ya alcanza la privatización de los bienes comunes y del propio ocio lo vivimos con la misma intensidad que leemos y releemos los planteamientos de Jeremy Rifkin a propósito de la posibilidad y el surgimiento de un poder lateral propio al devenir y al declive de una civilización.

TA: Ballard y sus distopías, claro. Ese relato que citan, Días Maravillosos,  transcurre bajo una forma epistolar en el marco de la isla de Gran Canaria, convertida en un extraño campo de concentración paradisíaco. Tiene una enorme potencia evocadora, es capaz de transmitir con astucia una idea inquietante sobre la industria turística, que va creciendo gradualmente a medida que las cartas avanzan en el tiempo del relato. Su impronta puede percibirse en Masa y Ocio, la obra sobre las postales turísticas. Desde luego la percepción temporal, y por tanto la marca “epocal” (ese zeitgeist o signo que define a una época), son  elementos claves en el proyecto. Las nociones pares de consumo y olvido, y  vida y decrepitud, no sólo se plantean través de los objetos en sí, sino también a través de los lugares donde estos se inscriben. Hablamos también, por tanto, de la obsolescencia de los modelos espaciales y sociales. Como señala en el texto Iván de la Nuez, la reflexión que plantean alcanza al propio objeto artístico y a su contenedor, el museo o la galería de arte. Como artistas y productores de objetos en estos tiempos de excepción que vivimos ¿cuál es su posición al respecto?

J&L: cuando abordamos un proyecto intentamos generar un espacio de pensamiento sobre diferentes elementos que dialoguen entre sí. Trabajo – ocio – producción – consumo son partes de los posibles ejes sobre los que pivota el proyecto pero siempre poniendo en cuestión el lugar que ocupan y cómo se manifiestan los conceptos a tratar. Pretendemos que se perciba en el entramado interior de las piezas así como en su propio ejercicio contextual. Nos interesa, tal y como señala Jean Clair en La paradoja del conservador, la situación que atraviesa y reformula al propio hecho artístico. Desde como se alquilan los propios bienes culturales que consumimos (y que nos conforman) o que se generan; a como se ha privatizado y comercializado los servicios y bienes de interés público desde su propia producción y diseño. Todas esas controversias y contradicciones nos interrogan sobre que posibilidades tenemos ante ello. Nos interesan, por ejemplo, mecanismos como el crowdfunding para generar colectivamente proyectos que interesen u otras alternativas colectivas que busquen una activación de la esfera pública. Los proyectos curatoriales online constituyen, además, una alternativa muy interesante.

TA: han hablado de un espacio intersubjetivo como elemento clave en el proceso de creación, y algunas obras como Inventario se definen a sí mismas como “proyecto intersubjetivo” al estar realizadas por un grupo de artistas. ¿Podrían hablar algo más de esta intersubjetividad? Me gusta mucho el término, casi más que ese otro que ha venido usándose mucho y que podría reflejar lo mismo: relacional. Además veo que lo intersubjetivo se aloja también en la propia lógica interna en obras como Book dedications, o en Masa y ocio, donde el rastro de comunicación entre los sujetos es el elemento principal. ¿Es así?

J&L: entendemos lo relacional o lo participativo como un carácter implícito a las propias obras. Lo intersubjetivo es un comportamiento posible a favor de recuperar el sentido. La comunicación así como el papel del Otro en el debate contemporáneo son parte de nuestro discurso. Al aproximarnos a la obra de Susan Hiller “Dedicated to the Unknown Artists 1972–76” destacamos como se señalaba la construcción de un imaginario, su estudio y análisis. Nuestra intención era la de evidenciar la comunicación expuesta (al ser una postal) al mismo tiempo que, reflexionar sobre la objetualidad de un imaginario supuestamente devaluado, propio de la industria de masas, que expone un pensamiento no exclusivamente sobre el sujeto aislado sino también sobre ese sujeto que pone en juego el territorio. Tiene y muestra, por tanto, un interés político por esa situación dialógica que incluye un imaginario que particularmente nos interesa.

TA:  en esa obra que mencionan, Susan Hiller emplea una serie de técnicas que pertenecen a un campo de trabajo antropológico. Esta labor  de recolección y tasación meticulosa  está presente no solo en Masa y Ocio, sino  en varias de las obras de la exposición Por defecto/By default. La tarea de lectura y resignificación de los objetos que han hecho es enormemente sutil y  frágil, a la vez que tiene la laboriosidad abnegada de un recolector, su tenacidad y entrega. En este punto me gustaría preguntarles si no es éste acaso un lugar de resistencia en sí mismo. Quiero decir que, en esta tarea infraleve, tan duchampiana, que establece una relación íntima y fragil con los “objetos de estudio”, son capaces de crear un nuevo mundo, es decir una red de nuevos sentidos, que en cierto modo cortocircuitan la vieja realidad y la dura ecuación del ser=tener, y nos ofrecen un espacio en cierto modo más “amoroso”…

J&L: nos parece que determinadas elecciones estéticas remiten a la idea de tomar posición y a su vez nos interesa la idea de hacer, de una posición, un trabajo. Como apunta Georges Didi-Huberman, el tomar posición supone moverse y asumir constantemente la responsabilidad de tal movimiento. Ese movimiento es tanto acercamiento tanto como separación: “acercamiento con reserva, separación con deseo”. Y si existe alguna posibilidad, un espacio que aspira a una heurística de la situación.

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